En mi último comentario de la semana pasada me equivoqué estrepitosamente porque el torneo a muerte entre los dos alcaldes por conseguir la Escuela Oficial de Idiomas nunca tendrá lugar ya que los dos contendientes no se harán ni un rasguño.
¿Para qué nos vamos a enzarzar entre nosotros si con lo quebrada que está la Generalitat no se va a hacer nada ni en Vinaròs ni en Benicarlo?, habrán pensado.
Lo del alcalde vecino me trae sin cuidado excepto en lo que por lo que él haga o deje de hacer nos pueda afectar a Vinaròs. Pero lo que ha hecho el de Vinaròs no se puede dejar pasar por alto.
Así es que en lugar de continuar exigiendo la promesa -de momento incumplida- hecha a Vinaròs por la Generalitat del PP de establecerle la EOI comarcal, nuestro alcalde se ha allanado a las pretensiones del Conseller y se conforma con el “castigo” del honorable a los dos “niños malos” que, tras haberse peleado por el juguete, ahora se los dos se quedarán sin él.
La excusa es tan infantil y tan poco creíble que mi mente forzosamente va más allá para pensar que todo es un montaje orquestado desde el comienzo, cuando mi actual alcalde anunció hace más de dos años desde la oposición que la EOI podía irse a Benicarló.
El resultado final me huele a teatrada montada a tres bandas para justificar lo injustificable con el fin de tener menor deterioro electoral posible.
Ahora dice el PP que cumplen y que 30 propuestas serán realidad. Ojalá que así sea, pero más que propuestas, lo que tienen que hacer cumplir son las promesas. Una de las principales y que es ineludible es la de la EOI y por ello tengo que rechazar de lleno la actitud sumisa y servil con que ha regresado de Valencia mi alcalde.
Llevar las gestiones hasta el punto donde las dejó el PVI, a Vinaròs le costó dinero y al equipo de gobierno anterior mucho esfuerzo, como para que los de ahora arríen la EOI en banda.
Este es un asunto de los que se dicen "de estado" en el que todos deberíamos ir a una, porque ya va siendo hora y porque a nosotros no nos importa que se apunte el tanto el PP. Así es que, señor alcalde, por favor, no lo deje.
